viernes, 11 de diciembre de 2009

El ganador es el amor



“No podré venir a clases la próxima semana”, me dijo mi alumna en un perfecto castellano, “por qué?”, pregunté yo, “tenemos ensayo general del musical”. “Ok!”. Y me invitó a asistir.
Dentro de mi me dije, muy bien, así tendré el lunes para mi sola sin clases para nadie. Las fuerzas ya no me daban y para el musical faltaba más de una semana.

Esos días pasaron lentos y tristes, mi corazón ya no aguantaba el frío ni el vacío de las calles, lo bueno me parecía malo y lo malo me desesperaba a morir. Hasta que se murió.

Para la navidad falta aún poquito y la melancolía ya había tocado mi puerta. De pronto me vi en un mundo subterráneo totalmente opuesto al de “Alicia en el país de las maravillas”, esas figuritas animadas de mis recuerdos infantiles se transformaron en fantasmas y demonios que me arrastraban hacia una depresión que, terrorifica e inconscientemenete, parecía gustarme; pero que no logró apresarme.

Siempre hay una luz en nuestras vidas, y en este mes de navidades hay más luces y ángeles por todos lados. Finalmente pude ver los míos y comencé a decirle “sí” a todo lo bueno que tenía ante mis ojos. Así que hace poquitos días acepté salir de mi mundo subterráneo y alistarme para ir a este musical protagonizado por almas frescas de colegio, de risas y de talento. Ya había decidido olvidarme de la depresión, ya la había dejado ser por muchos días, ahora tocaba la liberación, y este musical terminó coronando mi nueva sonrisa.

Doscientas almas en escena; actores, bailarines, cantantes, etc. cautivaron al público con su actuación, donde presentaban a todos los sentimientos del mundo (odio, amor, poder, practicidad, nostalgia) luchando por controlar los sentimientos y las vidas de una joven pareja, separada por el tiempo pero tan unidas de corazón... La trama seguía su curso, los dialogos tocaban mi corazón, las coreografías me hacían bailar en silencio, el canto de los solistas me cautivaba. Mi alma despertó completamente y la pareja protagonista escuchó al mejor sentimiento del mundo: El Amor, quien venció suavemente y con un canto hermoso a los otros sentimientos...

Al final de la presentación saludé a mi alumna y la felicité por tan fantástica actuación, ella brillaba de felicidad con una copa de jugo de naranja en la mano, vestida como un ángel y maquillada como actríz. Recordé mis pasos adolescentes por el escenario, la abracé y me fui tomada de la mano de mi amor, quien sonreía a mi lado. El amor había ganado.

Afuera todo parecía brillar más, las calles ya no las veía vacías, el cansancio y el sueño en vez de molestrame, me daban alegría. Alegría de poder llegar a casa y descansar con un corazón alegre y no triste. Y aunque en estas fechas siempre me han dado ataques de malancolía ya sea en Perú o en la China, siempre he sabido que con eso no se resuelve nada y que mejor es repartir abrazos de corazón a todos los que nos rodean!

En Perú pensaba en los niños del mundo que no conocen el rico olor de un chocolate caliente, o la emoción de abrir un regalo, y hasta en los que no conecen el abrazo de una madre, y me martirizaba la idea de no poder hacer nada contra ello. Aquí la nostalgia era específicamente mi familia en Perú, mi gente, el no poder estar con los míos; y me hice presa de ese sentimiento. Pero desperté a tiempo, porque mejor es pensar en ellos con alegría, y que al hablarles el teléfono transmita no solo mi voz, sino también mi sonrisa y la felicida que compratimos. Además para cruzar el Atlántico falta relativamente poco.

Y como el amor es esa fuerza hermosa que lo llena todo, me dejo llenar de amor por los que aquí me aman, y envío mis mejores energías de amor a todo el mundo, a los que conozco y a los que no, a los que nunca me han visto pero que saben también que cuanto más personas aman en esta vida, el alma del mundo sonríe más y más luces se encienden en los corazones. Demasiado idealismo, no sé. Pero yo todavía creo en el amor.