viernes, 5 de marzo de 2010

Cuando la tierra tiembla



Don Manuel sostiene en sus manos la muñeca de trapo que pertenecía a su hija, esa fue una de las pocas cosas que pudo salvar después del tsunami seguido del terremoto que sacudió Chile y que acabó con su vivienda ubicada en Dichato, uno de los principales balnearios de la región de Bio-Bio, lugar sumamente afectado por la catástrofe.

Don Manuel agradece que su hija no estaba el día de la tragedia en casa, había viajado al norte, pero aún no sabe nada de ella. A través de unas cámaras de televisión, con la voz entrecortada por el llanto, y entre los escombros de lo que fue su barrio pide ayuda. Sus vecinos y él se organizan para levantarse, preparan alimentos en la calle, se abrazan, se quejan, tratan de sonreir, pero el dolor es más fuerte.

Las casas en el barrio de Dichato estaban ubicadas a 300 metros de la costa, a 300 metros de las embarcaciones en el mar. Luego del Tsunami, que llegó 30 minutos después del terremoto, las casas, las lanchas y canoas yacen juntas, una al lado de la otra, destrozadas. La fuerza de las olas de más de siete metros de altura convirtieron el balneario alegre y lleno de sol, en un lugar triste, gris y desolado.

Las réplicas siguen sucediendo, el miedo se apodera de nuestros connacionales, gobiernos y personalidades se ponen de pie para ayudar. El corazón de los peruanos da un vuelco. Esta tragedia nos recuerda el terremoto que azotó el Perú una noche de agosto del 2007 en las ciudades de Ica, Pisco y Chincha, al sur de Lima; 7,9 grados en la escala de Richter bastaron para traer abajo cientos de casas, iglesias, escuelas, y dejar centenares de muertos.

Si bien Perú y Chile se han caracterizado por sus desacertados roces políticos, diplomáticos, históricos y a veces solo enfrentamientos ridículos, ahora nos sentimos unidos más que nunca. Compartimos su dolor y nos sentimos obligados a estar preparados ante una situación similar. Dios no lo quiera, pero valgan verdades vivimos en una zona altamente sísmica, la Placa de Nazca, bajo la Placa Sudamericana conforman la zona llamada Cinturón de Fuego, y los sismos nos pueden seguir sorprendiendo, sobre todo en la costa, donde yo nací y crecí.

Estoy lejos de ti Perú, de mi gente, mis amigos y parte de mi familia, pero hay situaciones que me llevan de regreso al hogar donde crecí, a las playas donde yo jugaba, a las piedras que lanzaba al mar, con eso estoy soñando estos días; y quiero volver a hacerlo, quiero verte siempre de pie Perú. Vamos a organizarnos más, no hay que esperar sólo que el gobierno haga algo, hay que trabajar en conjunto, y a respetar más la naturaleza.

Y aunque los terremotos no se pueden pronosticar, debemos ser concientes de la época en que estamos viviendo, es terrible pero cada vez hay más terremotos, maremotos, huracanes, crecidas o desaparaciones de ríos, lluvias donde no es típico, “calor” en los Polos, volcanes en acción, (la lista continúa). Debemos estar preparados.

Arriba Perú, a organizarnos más, mantener la calma y trabajar uno de la mano del otro. Fuerza Chile, ustedes son nuestros hermanos, con el tiempo vendrá la calma y volverán a volar.

Un video para escuchar a la naturaleza

2 comentarios:

  1. mi querida Shany, mi querida esposa. Me hiciste llorar. Gracias por este 5 minutos de verdadero sentimientos. Como tu si escribes me toca. yo me recuerdo de mi cólera que tengo a dentro por todo eso. Sobre las promesas vacias de los gobiernos, la indústria... al final, siempre y siempre estan sufriendo ellos que no tengan la culpa. Terrmotos si pasan así, pero lo toca a todos nosotros de mejorarlo despues. Estar con los afectados, escucharlos y compartir las sentimientos que tenemos. no hay que resignarse. vamos a unirnos. arrancar las fronteras, las prejuiciones. primero los que estan en nuestro cabezas... despues siguen las otras.... igualdad-libertad-hermandad. en la desgracia y en la alegria

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  2. eres un sol, eres mi sol, mi inspiración...

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