domingo, 9 de enero de 2011
Cuando La Nada me ataca
Página en blanco. Como mi mente ahora. En realidad parece que estoy en blanco pero no, estoy como esta máquina llena de cosas por dentro, llena de cables, contactos, sistemas, funciones, colores, plaquitas y miles de minitornillos. A veces me quedo en blanco como una página vacía de Word, pero es ahí cuando más cosas procesa mi mente por dentro.
El blanco de la nieve es otro blanco, un blanco de vida, fuerte señal de vida fría. El blanco en el que a veces me meto, es un blanco de nada. Como el día en el que regresé de la doctora con la noticia de que sería mamá. Tiré mi cartera, me tumbé a la cama y mi mirada se sumergió en el blanco profundo del techo, eternamente. Ese blanco de la nada, pero con mucho contenido indescifrable es el que me asalta a veces. Como ahora, que no puedo contestar preguntas referentes a mi embarazo, al bebé, a cómo me siento. Me faltan las fuerzas, quisiera que lean mis pensamientos, mis sentimientos, porque fuerzas para contestar no tengo. Es demasiado. Estoy en blanco.
Espero que salga el sol. Las miradas y sonrisas de mi amor son mi sol. Así como el sol derrite la nieve, mi amor me devuelve poco a poco y con paciencia sabia a la realidad y derrita mi blanco de la nada. Pero hoy es dificil salir de ese blanco, estoy llena de cosas, de miedos, preguntas, dudas de mi, de si podré hacerlo todo bien, de cómo cambiarán las cosas, de los tiempos de a dos que solemos disfrutar inmensamente. Me miro al espejo retrovisor del auto. ¿Tendrá mis ojos, mis labios, el color de mi piel, mi naríz, mi pelo?. ¿Se parecerá a mi?. ¿Qué tendrá de mi?.
Estamos regresando a casa después de estas largas vacaiones de fin de año, hemos disfrutado mucho. Las próximas navidades serán de a tres. Estamos contentos de volver a casa, a nuestra cueva, estamos regresando con más cosas de las que teníamos, cosas para nuestro hijo. ¿Dónde pondré todo?. ¿Y nuestros espacios?, pronto seremos tres, hay que reacomodar y repartir la casita. ¿Por qué no me alegro por eso?, soy una mala. No, no soy una mala, son mis hormonas revueltas. En el fondo creo que estoy feliz-eufórica, tanto que no me alcanza en el cuerpo y el resultado es a veces la nada, y el no querer hacer nada. Es solo que ahora no sé. Cómo será todo más adelante?
Ya estamos cerca al barrio, llegaremos y nos echaremos en el sofá, estoy segura. Pondremos la música que querramos, dormiremos hasta cuando querramos, comeremos o no comeremos, veremos pelis o llamaremos por teléfono, nos reiremos, desempacaremos a medias o por completo, disfrutaremos nuestra cueva, disfrutaremos de los momentos de silencio, ¿silencio?, ¿cuánto más durará?. A veces me aburría el silencio, la falta de bulla en las calles. Pronto tendré bulla, ruidos, gritos, llantos, rumba y zamba. ¡Yeah!... ¿Yeah?.
Estamos por salir del auto y entrar a casita. Extrañé mucho mi casita, lo siento ahora que ya estamos aquí, ahora sí la quiero acomodar, remodelar, prepararla para mi bebé. Veo a niños jugando con sus padres. ¡Yo también quiero!. La niña que habita en mi vuelve a mi. ¿Seré una mamá niña?, quiero jugar como niña con mi niño. Estoy loca. Sol, ven a mi, derrite mi nieve de nada. Me siento mejor estando eufórica.
miércoles, 5 de enero de 2011
Cuatro Meses y Año Nuevo
Eran inicios de septiembre, instalada en Alemania otra vez, y yo no terminaba de llegar de las playas, montañas y abrazos que dejé en Perú. Aquí comenzaba a terminar el verano, el color de mi piel caía muy bien con esta estación, llevaba la huella de las aventuras de Piura, Chachapoyas, Amazonas, Arequipa, Lima, etc. Hoy han pasado más de tres meses y todo parece ser un sueño, han pasado muchas cosas, me estoy volviendo pálida, mimetizándome (aunque no tanto), con el blanco de la nieve que está cubriendo toda Alamenia de una manera hambrienta. Hace mucho frío, y en mi ser se forma una criatura que comienza a cambiarme la vida. Ya salí del shok.
Cuando llegué lo comparé todo inconcientemente, es inevitable cuando estás en dos lugares tan diferentes y queridos para ti. Pensaba con admiración y sonrisas; en verdad estas calles alemanas parecen diseñadas por la mejor portada de los juegos “Lego”; todo en su sitio, bien ordenadito, casitas en fila construidas de igual manera, cada una con su jardín, cerco y decoración, hasta los niños que caminan de la mano de sus padres parecen piezas de lego. Imaginaba en el mismo momento las calles de Lima-Perú; calles ruidosas, señoras contentas yendo y viniendo del mercado, perritos paseando con o sin correa, el ruido de los cobradores de combis llamando a la gente y pidiéndoles que avancen al fondo... increíble.
Pero esos mundos tan diferentes caben completitos en mi corazón y hasta sobra espacio para más. Extraño la exquisita comida de mi país, a mi mami diciendo que el ají de gallina no le salió tan rico como hubiera querido, modestia de mamá perfeccionista queriendo lo mejor para su hijita, no sabe cuánto daría por uno de sus platos. Y cuando estoy allá extraño el orden del transporte público de este país germano, la comodidad con la que todos sacan sus libros, periódicos, agendas, laptops, etc para leer en los trenes y buses.
Cada uno tiene su encanto, pero como la encantadora diversidad regional del Perú ninguno. Y la criatura hermosa que se está formando en mis entrañas conocerá ambos mundos, lo repito para mi. Nacerá en un mundo con muchos mini mundos que descubrir, en otra era de este planeta que me da un poco de miedo, una época que a veces escapa de mis dedos, de mis pensamientos románticos, de mis ideas utópicas, de mis movimientos armónicos, a veces no compatibles con las tantas olas novedosas con las que cada día el mundo y la tecnología nos sorprende.
Pero creo que inconcientemente me he estado preparando. Desde que una nueva vida se forma dentro de mi, no paro de llenarme de actividades; no sabía que estaba embarazada y me llené de ocupaciones, el trabajo aumentó, los viajes de fin de año llegaron. No tuve tiempo para procesar la noticia cuando me la dieron, pero ya está casi procesada, y nos llenamos de euforia y emoción
Por lo pronto mi bebé y yo ya hemos superado muchas cosas juntos, y junto con el inigualable papá que le ha tocado, somos fuertes y felices a pesar de tanto corre corre que nos da esta vida loca. Como decía Forrest Gump, la vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar más adelante. Y dulces como los chocolates la vida nos da también muchos motivos para reir, alegrías que solo la familia puede dar, amigos que son como los ángeles, e impases que finalmente nos hacen reir.
A Londres debía hoy salir, pero el sistema inglés lo pudo impedir. Con tanto ajetreo no me di cuenta que mi estancia en Alemania y los países Schengen no encierran a Gran Bretaña en su círculo, o mejor dicho la isla inglesa sigue haciendose la exquisita en participar en partes y en lo que le conviene a la Unión Europea. Sin visa no entro, aún con permiso de residencia en Europa, a Inglaterra usted no entra sin visa. La madre de los Reyes!. Me quedé con los tickets en la mano y una amiga, también embarazada, esperándome. Parece que nuestros babys quieren verse las caras, así que tocará viajar de a tres más adelante.
Ahora es tiempo de descansar, ya hemos dormido horas desde que regresamos del aeropuerto. Sueño acumulado. La vida nos regala este tiempo de pausa a mis casi cuatro meses. A recargar baterías que a partir del lunes comienza otra vez la jarana de la chamba y los estudios. 2011 ya estoy saboreando tus bombones, y que el próximo sea de cherry y manjar blanco!.
Un Felíz Nuevo Año para todos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)