viernes, 11 de septiembre de 2009

Adiós a mi angelito



Con los brazos vacíos

Hace una semana recibí una noticia que me destrozó. Desde hace una semana estoy tratando de llorar menos. Hoy creía que tenía las fuerzas para escribir sobre ésto, pero él vuelve a mí y mi corazón da un vuelco. En mi mente lo siento, lo acaricio, me río con él y soy felíz al lado de su ternura y sabiduría. Mi angelito de pelusas, ojos hermosísimos y tierno corazón ya no está en este mundo. Sé que él me estaba esperando, pero no pudo más. Sé que él quería verme otra vez, así como yo a él.

Me quedé así; buscando pasaje de avión para estar con él sus últimos días, soñando que llego a verlo y que me despido de sus ojos bellos, sigo sin poder creerlo. Me dejó con los brazos vacíos.

Pipo se llamaba, y su nombre vivirá por siempre. Es sólo un canino se podría decir, pero eso no lo hace menos que un ser humano. Él llegó a mí cuando yo más necesitaba de compañía, estoy segura que un ángel me lo envió, y luego él mismo se transformó en mi ángel. Ya desde cachorrito sin saberlo salvó mi vida; regresábamos en taxi de visitar a una amiga, y por el camino de la Costa Verde el hijo de fruta del taxista saca una pistola, yo me congelé, mi pipo solo jugaba con un botón de mi abrigo, hacía menudos sonidos de cachorro y miraba tierno, el “taxista” miró la escena y no hizo más, yo solo rezaba por llegar pronto sana y salva a casa, y así fue.

Mi angelito me regaló los seis más hermosos años de mi vida, los otros tres sólo lo escuché por teléfono. A su lado mis penas se evaporaban rápidamente, mis lágrimas eran menos y mis risas eran más. Es increíble lo inteligente que son estas criaturitas, mi angelito lo entendía y se daba cuenta de todo. Sentía mi pena aún cuando me refugiaba en un libro, pero el me sentía; entonces me empujaba con sus patitas y me miraba con esos ojos hermosos tratando de hablarme, entonces las lágrimas me ganaban y él me lamía. Luego se sentaba como un canguro, su posición favorita, y se quedaba así minutos interminables moviendo las “manitos” hasta que yo riera, y lo lograba.

Desde que nació era tan delicado y a la vez tan amoroso. Conmigo se hizo sensible y engreído, característica de la pequeña y bella raza Shih-Tzu. Los recuerdos son interminables, todos tan divertidos y llenos de ternura. Sabía como avisarle a mi mamá que yo estaba comiendo sola en mi cuarto un arroz chaufa que había comprado en la esquina. Sabía hacerlo, mi mamá venía y todos nos reíamos. Podría escribir un libro de los momentos que él convirtió en broma cuando normalmente terminaban en bronca. Estábamos tan conectados. Era mío y lo quería conmigo siempre.

Ahora mi corazón está de luto, mis ojos están tristes. Yo quería verlo, yo quería verlo... lo repito y lo repito cada vez más en silencio, mientras que mi corazón va encontrando la calma poco a poco. Es más difícil soportar una pena cuando se está tan lejos, por eso lloré aquí como si con mis lágrimas pudiera retroceder el tiempo, lloré en los brazos de mi amor, en sus piernas, en sus hombros, en sus manos, y otra vez en sus brazos y así hasta que la tarde se hizo noche. El dolor se apoderó de mí. Pero en sus brazos me sentí reconfortada, en sus brazos caí para no morir de tristeza.

Si hubiera estado sola ya sé lo que hubiera hecho, y qué ganas tenía de hacerlo, pero eso sólo me hubiera llevado a la locura. Hubiera querido gritar de dolor y de rabia tapando mi voz con la canción de Guns & Roses que ya tenía elegida: “Civil War”, y hubiera gritado junto con Axel “my hands are tied!!!...” el dolor me habría ganado y para seguir cayendo hubiera seguido con otra de Axel para botar mi pena, y hacer mi catarsis acostumbrada, y al final hubiera terminado escuchando a Evanescence ya casi desvanecida de dolor diciendo con Amy Lee “this pain is just too real...” y llorando sin hombro ni brazos que me abracen, para amanecer casi sin cordura y más llena de dolor. Pero eso no fue así. Mejor que no fue así.

En lugar de flagelarme emocional y psicológicamente traté de dormir, amanecí tratando de ponerme en pie y por la noche mi media naranja y yo hicimos una ceremonia de despedida a mi hijito, que jamás podré olvidar, fue su idea, yo en mi pena casi no podía pensar. Solo recuerdo que deseaba oscuridad, lluvia y mar; hubo todo menos mar, pero aquí nuestro gran lago fue mi recompensa. Caminamos hasta las orillas del Bodensee en la noche tibia de fin de verano, llevamos una vela, una foto de mi hijito de la última vez que lo ví, de la vez en que sin saberlo nos despedimos para siempre de esta vida, papel y lapicero. En el lugar, ya de noche, recordamos los mejores momentos que él nos regaló y agradecimos a Dios por esa maravillosa creación.

La oscuridad brillaba, el sonido de las olas me recordaba a mi mar del Callao, donde tantas veces fuí con mi Pipo. Casi transportada por la naturaleza comencé a escribir en el papel en blanco, que por un lado tenía impresa nuestra foto de despedida. Mi amor y yo le escribimos a mi angelito, nos despedimos de él y le agradecimos por los inolvidables momentos que él nos regaló. Hice de la hoja escrita un barquito de papel y luego juntos lo dejamos ir sobre las olas del lago. Y de pronto, como si el cielo viera mi pena, comenzó una tempestad, con rayos y todo. ¿A dónde habrá llevado la corriente a mi barquito esa noche?. ¿Habrá alguna gota del mar peruano traída por las nubes hasta las aguas del Bodensee, o visceversa?. Todo está conectado, esa es mi confianza.

La rabia y la pena de no haber llegado a tiempo para despedirme de mi hijito se va alejando de mi. Me quedo con el sueño que tuve hace semanas, cuando él en sus últimos días seguro pensaba en mí. En el sueño mi mamá me decía: “Shany tu perrito se está muriendo”, yo no lo creía y buscaba en mi cuarto al Pipo, de pronto él vino corriendo velozmente hacia mi, casi desesperadamente y en cámara lenta. Con ese recuerdo me quedo, con sus pelusas suaves acariciando mi alma. Y sé, como me lo dijeron mis amigas angelitas de aquí, que “todos los perros van al cielo”, hasta hay una película sobre eso.

Ahora me invade un miedo de volver, la casa no es la misma sin él. Su casita, sus peluches y sus mantitas deben seguir ahí, ya no quiero ir... Cuando esté ahí querré hacer mi catarsis acostumbrada y gritar “my hands are tied!!!...”, aunque mejor será echarme a los brazos de mi madre, total ella también está sola sin él, ella también lo extraña.



6 comentarios:

  1. Lo siento Mi Shany lo único que te puedo decir es que "todo pasa", por más terrible que parezca con el tiempo se hace menos doloroso, siempre pasa. Un abrazo. Myri

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  2. Mi querida y recordada Shany es tierno todo tu relato, me conmovió desde el inicio hasta el final ='( que lastima que no hayas llegado a tiempo para ver a tu pipo querido. Pero como dice el anterior comentario todo pasa amiga, el tiempo te ayudará a superar la muerte de pipo ya veras =)

    Te quiero mucho Shany, saludos.

    Jacky.

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  3. Qué relato más tierno, Shany, me ha puesto lágrimas en los ojos. Como dice Jacky, el tiempo curará todoas las heridas, aunque parezca muy dificil porque el tiempo pasa lento. Un abrazo muy fuerte, ven pronto a Stuttgart, o mejor aún, quédate aquí a vivir :-) Un abrazo muy fuerte,

    Marta (Stuttgart)

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  4. Gracias mis queridas por sus palabras de ánimo. Las horas están terminando de borrar mi pena, y los recuerdos de mi angelito comienzan a abrigar mi corazón, a hacerme sonreir y a ver la luz más que la oscuridad.
    Besos y gracias por comentar ;)

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  5. Primaaaaa !!! Recién me entero lo del Pipo. Me parece increible, ¿Cuéntame cómo fue? No sabía q estaba enfermo. Pucha, q rabia y q impotencia. Comprendo tu inicial dolor y tristeza que felizmente se va transformando en bellos recuerdos de tu angelito. El amor q le tenías era tan grande que te ha inspirado un relato tierno y conmovedor a todas luces, no hay duda que lo que se escribe con el corazón en la mano y el alma desgarrada, siempre... siempre perdurará en el cosmos. Un abrazo a la distancia mi Shanny.
    Mario Alfonso

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  6. Hola querida prima.Se que la noticia que recibiste fue muy doloroso para ti,asi lo demuestra tu relato, me emociona que lo recuerdes con mucho amor,pero de ahora en adelante tambien recuerdalo con alegria ya que tu misma dices "tus lagrimas eran menos y tus risas mas" Asi que Shany no dejes que tu sonrisa este ausente un minuto.
    Tu prima que te extraña
    Maribel.

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