viernes, 8 de enero de 2010

Bienvenido 2010!



Si sigo pensando qué voy a escribir, nunca escribiré nada... es mi primera entrada del año y en mi memoria desfilan una serie de situaciones vividas estos días, desde Navidad hasta el cambio del año o “Silvester” como le llaman aquí en Alemania. Antes, al oir esa palabra pensaba inmediatamente en el gato Silvestre y sus maquinaciones para comerse a Piolín. Ahora con el alemán en la cabeza, el gato está lejos, y “Silvester” se ha convertido en miles de historias para contar.

Como por aquí es invierno, lo que se impone como ceremonia oficial es el famoso “Feuerzangenbowle”, un ponche de ron, azúcar, vino con jugo de naranja y especias que se termina de preparar en la sala, con todos los presentes alrededor. El encanto viene cuando se echa el ron cucharada por cucharada sobre el azúcar sólida en forma de cono; y por el efecto del calor del vino se prenden suaves llamaradas sobre el azúcar. Es una bebida caliente típica de la Noche Vieja o Silvester. Mi suegro es en experto en el tema.

Y yo experta en bailes (o al menos en moverme al son de cualquier canción), me las arreglo para no perder la costumbre, irme de fiesta y recibir el año nuevo bailando. Me quedaría en casa, pero aquí los alemanes no bailan dentro de sus cuatro paredes; solo se reúnen, preparan cenas deliciosas, organizan juegos, bla bla bla y chupan chupan chupan todo lo que hay para beber, la música suena por algún lugar muy bajita (para no molestar a los vecinos), y yo me desespero. Ya lo viví una vez, bonito pero ahí nomás.

En las calles todo parece de cuentos, o de postales y cuadros viventes. La nieve lo vuelve todo más hermoso y pone su toque mágico sobre los árboles, casas y ferias de invierno. Los niños parecen pequeños esquimos jugando en sus trineos de arriba a abajo. Los más grandecitos hacen guerritas de nieve, y los ya grandecitos se acurrucan al hombro del ser amado para calentarse y darse besos de nieve . Ahora mismo todo está de blanco. Es un invierno fuerte el que ha tocado este año.

Esta semana se terminaron en casa todas las galletitas que preparamos para Navidad, unas delicias de almendras, cocos, frambuesas, todas llenas de azúcar y mantequilla, full calorías, pero buenísimas!. Los reyes ya bajaron, incluso nos tocaron la puerta (niños que cantan de casa en casa disfrazados de reyes, “Sternsinger” hermosos!), y el 2010 ya arrancó.

Que sea, como dicen los astrólogos, un año del sol que ilumine a todos, e irradie alegría y full energía. Finalmente el sol hace florecer todo lo que toca, hace madurar frutos, germinar la tierra, etc. Entonces que lo haga con nuestros sueños y deseos mas preciados!. No importa si aquí es invierno y allá es verano. Ein gutes neues Jahr!. Un buen año para todos!



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